A primera impresión esta pregunta parece ser demasiado obvia. Pero si nos detenemos a pensar un poco, quien se pregunta que significa literalmente «amarás a Dios sobre todas las cosas«. No anda en búsqueda de un simple concepto. Quiere conocer y comprender que implica amar a Dios de tal modo.
Y justamente eso es lo que haré en este post. No te daré un simple concepto por respuesta de que significa: amarás a Dios sobre todas las cosas, sino su aplicación en nuestra vida y que implica exactamente amar a Dios de tal manera.
Esta demanda divina, de amar a Dios sobre todas las cosas aparece en Deuteronomio 6:5 de la siguiente manera:
Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:5
En esa ocasión Dios demanda al pueblo judío que deben de amarle con toda la devoción que tengan. En la versículos posteriores Jehová da instrucciones específicas al pueblo sobre la forma en deben de cultivar tal amor.
Por otro lado Jesús confronta a un intérprete de la ley en relación al mismo tema. El intérprete de la ley pregunta a Jesús con el deseo de tentarlo que es lo que debe de hacer para alcanzar la vida eterna. A lo que Jesús le responde ¿Qué es lo que está escrito en la ley?
Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente… Lucas 10:27
Desde acá podemos apreciar que es importante para alcanzar la salvación sentir ese grado profundo de amor hacia a Dios. Por lo tanto saber que significa la expresión: «amarás a Dios sobre todas las cosas es apremiante».
No porque amar a Dios nos salve, sino porque la fe puesta en Dios nos inquietará a amarlo así. Cabe destacar que lo que nos salva es el acto expiatorio de Jesús en la cruz del Calvario y no alguna acción nuestra (Cf. Efesios 2:8-9).
En relación a este mandamiento divino podemos notar que lo que Dios demanda en nosotros es prioridad. Que Él tenga la prioridad #1 en nosotros. Por eso dice que debemos de amarlo con todo nuestra mente, con todas nuestras fuerzas y corazón.
Más allá de saber que es lo que demanda Dios, necesitamos saber: ¿Qué es lo que Dios espera de nosotros? ¡Claro esta, que espera obediencia! Pero ¿Cómo espera que procedamos a fin de ser obedientes ante tal mandamiento? Es lo que veremos a continuación.
Jesús enseña sobre este mandato en Mateo 22:37. Y lo hace en el contexto, de que le habían preguntado ¿Cuál era el gran mandamiento de la ley? El respondió: Amar a Dios sobre todas las cosas es el mandamiento más importante y el segundo más importante es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-40).
El pasaje bíblico se refiere a que amemos a Dios con todo el corazón, el alma y nuestras fuerzas. Ahora veremos como se ama a Dios con todo el corazón, después con el alma y por último con nuestras fuerzas. Esto nos ayudará a tener el significado completo y apropiado del mandato divino:»amarás a Dios sobre todas las cosas«.
Con esta expresión se refiere a que Dios ocupe un lugar en nuestros pensamientos. No un lugar cualquiera, sino un lugar prioritario. El primer lugar. Hay muchísimas personas que piensan en Dios pero no lo tienen como la máxima prioridad de sus pensamientos.
Todos los seres humanos en algún momento dado han ocupado sus pensamientos para meditar en Dios, ya sea para reprocharle y maldecirlo o para exaltarle.
Amar a Dios con toda nuestra mente implica que pensaremos continuamente en Él. Cuestionaremos nuestras acciones morales a fin de observar si concienzudamente son gratas o no ante Dios. También nos ayudará a meditar en nuestras debilidades a fin de mejorar como personas e hijos de Dios.
Pensaremos a cada momento en que hacer para agradar a Dios y de qué forma contribuir positivamente en la congregación y los demás hermanos en la fe. En este momento el pensar en Dios se vuelve el motor de todas nuestras buenas acciones y pensamientos.
Amar a Dios con toda nuestra mente es tener ese genuino deseo de que Dios sea el capitán de nuestra vida.
Una cosa conlleva a la otra. Amar a Dios con toda nuestra mente, también supondrá un esfuerzo físico en su momento. Amar a Dios con todas nuestras fuerzas supone un esfuerzo físico significativo. Es estar dispuesto a desgastarnos física y mentalmente por Dios y su voluntad.
Una forma de amar a Dios con todas nuestras fuerzas físicas, es no ceder a las tentaciones del enemigo o las ofertas al pecado. Otra forma es el Evangelismo personal, la limpieza del lugar de congregación, la preparación espiritual para la predicación, realización de actividades rústicas en pro de la obra de Dios etc.
A nivel teológico se comprende que el alma humana es algo que opera a nivel espiritual, en otras palabras opera más allá de la vida orgánica del cuerpo. El alma es ese ente que nos diferencia como individuos. El alma se manifiesta por medio de nuestra voluntad, intelecto y emociones.
Entonces, amar con toda nuestra alma implica amarlo por medio de nuestra voluntad, intelecto y emociones. Así que se hace necesario una breve explicación del amor manifestado en cada aspecto del alma humana.
Comprender que implica amar a Dios con toda nuestra alma es clave para conocer con claridad qué significa el mandato: amarás a Dios sobre todas las cosas. Dado a que amar a Dios con toda el alma tiene consigo implicaciones más grandes.
A como te dije antes, una cosa conlleva a la otra. Para amar a Dios por medio de nuestra voluntad también hace falta que nuestros pensamientos estén alineados a ese mismo amor. Antes de la manifestación o certeza de voluntad vienen los pensamientos.
Esto implica no amar a Dios de forma obligatoria o simplemente porque debemos obedecer el mandamiento y ya esta. Sino porque nace de nuestra alma el deseo para amarlo de nuestro propia y espontánea voluntad.
En esto podemos apreciar que el mandamiento de amarás a Dios sobre todas las cosas significa la demanda un amor sincero y voluntario.
El intelecto es la facultad de nuestra mente que nos permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarnos una idea determinada de la realidad. Podemos ver que Dios no nos pide que apaguemos nuestro cerebro para amarlo.
Sino al contrario, desea que nuestro amor hacia el también involucre la razón. El ejercicio intelectual de cuestionar nuestra realidad y razonar sobre su existencia. Esto fue lo que dio lugar al nacimiento de la ciencia moderna.
Hombres de ciencia como René Descartes, Galileo Galilei, Blaise Pascal, John Ray, Gottfried Leibniz, Isaac Newton, Lord Kelvin, Max Planck entre otros cientos más hicieron descubrimientos en distintas ramas de la ciencia, que dieron origen al conocimiento moderno tal como lo conocemos hoy.
Lo que motivo a estos hombre a hacer tales hazañas fue el amor intelectual que sentían por Dios. Ellos deseaban conocer y entender las obras de Dios por medio de la ciencia y por supuesto que lo consiguieron. El amor intelectual hacia Dios se convirtió en la cuna de la ciencia moderna.
Las emociones son sentimientos intensos de alegría, tristeza, ira o miedo producto de un acontecimiento, una idea, recuerdo etc.
Entonces, amar a Dios con nuestras emociones implica que Dios y sus obras deben de conmover nuestros sentimientos. Dios no demanda una fe unicamen intelectual, sino también una emocional.
Podemos experimentar alegría producto de sus bendiciones, promesas, cobertura y salvación. Experimentar tristeza por aquellos que están perdidos en el pecado. Sentir ira santa cuando se blasfema en contra del nombre de Dios o alguien de nuestra familia se desvía en el pecado. Y por último sentir miedo de que nuestras debilidades nos hagan salir del camino Eterno.
Amar a Dios con las emociones implica que Dios ocupa un lugar sentimental muy importante en nuestros corazones y dicho amor provoca que nuestras emociones tenga diferentes manifestaciones.
Así que amar a Dios con el alma implica amarlo de nuestra espontánea voluntad, razonar o meditar sobre Él y que nuestras emociones sean conmovidas por su persona.
Cuando la Biblia dice: «Amarás a Dios sobre todas las cosas» significa que Él debe de ahondar en nuestros pensamientos, debemos de esforzarnos físicamente por lo que es agradable ante Él. Amarlo de nuestra propia y espontánea voluntad. Meditar en quien es Dios y su Palabra. Y por último, que Él provoque distintas reacciones en nuestras emociones.
Si alguien dice amar a Dios sobre todas las cosas, su vida debe de caracterizarse por una vida entrega a la Santidad y el servicio a Dios. Es una persona imperfecta que ha decidido renunciar a sí misma para poner la voluntad de Dios por delante.
Es probable que durante el camino de una vida comprometida al mandato bíblico: «Amarás a Dios sobre todas las cosas» sepa que significa exactamente amarlo de tal modo, pero a pesar de ello falle. El simple hecho de amar a Dios sobre todas las cosas no nos hace perfectos.
Vemos que un Dios perfecto pide a un ser humano imperfecto que le ama con tal profundidad. Dios está consciente de las luchas y debilidades humanas, por lo tanto no demanda una obediencia perfecta, sino una obediencia sincera que proviene de un corazón que ama a Dios.
Por acá te dejo este post. Espero que haya sido de bendición para tu vida. ¡Te animo a dejar un comentario, quiero saber que opinas al respecto o si tienes alguna duda! ¡Te estaré leyendo y respondiendo! Dios te bendiga. 🙏🙏🙏
Puedes acceder a mi publicación anterior AQUÍ: ¿Puede el diablo leer nuestros pensamientos?
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