Entre la luz y la oscuridad.

Dios hace una clara distinción entre una y otra persona y esta va en dependencia de la conducta de la misma ante Él. Meditemos sobre nuestro andar ¿Andamos entre la luz o la oscuridad?

📖Lectura bíblica:


«Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.» (1Tesalonicences 5:5-6)

Las Palabras que estamos leyendo fueron escritas por el apóstol Pablo junto con sus colaboradores Silvano y Timoteo.

Los destinatarios de esta carta, eran los cristianos que constituían la iglesia en Tesalónica.

Este texto, nos permite entender que existen dos tipos de familias en este mundo. Una es la Familia de la Luz y otra la familia de la oscuridad.

Nosotros distinguimos a las personas por la raza, el color, si es mujer o si es varón. Separamos a los demás por su nación y también por su religión.

Pero es evidente que Dios clasifica a la gente de manera diferente. Tan solo ve dos tipos de familias unos son los Hijos de la noche y otros son los Hijos del día.

¿Cómo sabía Pablo que estas personas eran hijas de la Luz?

Porque leyendo la carta desde el principio, podemos ver que hay algo que las distingue, son personas que escucharon y creyeron el mensaje del evangelio que Pablo les anunciaba.

En medio de las grandes dificultades que enfrentaban, aceptaron a Jesús y nacieron como hijos de la Luz.

Si lees el capítulo 1 de esta misma carta, y prestas atención a los versículos del 6 al 10 verás que ellos se convirtieron de todo corazón, dejando a un lado toda su religión y su tradición.

Ellos abandonaron la vida pasada marcada por el pecado y se aferraron a la Palabra que se les había anunciado. Dejaron de adorar las imágenes de sus dioses falsos y se entregaron para seguir al único Dios Santo.


Todo aquel que hoy quiera formar parte de la familia de la Luz debe recibir por fe el mensaje de la Cruz. Para esto, es necesario nacer de nuevo creyendo lo que dice el Evangelio.

También puedes formar parte de la familia de la Luz.

Para terminar, podemos recordar una palabras maravillosas escritas por el apostol Juan.

El capítulo 1 comienza hablando del único y verdadero Dios y nos permite ver que es el mismo Jesús quien mucho antes que todo existiera ya era la verdadera Luz. Él vino al mundo como un simple ser humano pero fue rechazado hasta por sus propios hermanos.

«En el mundo estaba, y, aunque el mundo fue hecho por él, el mundo no le reconoció. Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron; pero a cuantos le recibieron y creyeron en él les concedió el llegar a ser hijos de Dios.»
(Juan 1:10-12)

Espero que llegues a entender que la única manera de formar parte de la familia de la Luz es creyendo y recibiendo a Cristo Jesús en tu corazón.

Para reflexionar:

¿A qué familia perteneces? ¿eres de la luz o de la oscuridad? ¿vives a la luz de la Palabra? o ¿vives en la oscuridad del pecado? ¿es Jesús el dueño de tu corazón?

Puedes leer nuestro artículo anterior AQUÍ: «No hagamos diferencias.»

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