¡Levántate y confía, que todo estará bien!

Todos alguna vez hemos caído, ya sea por una tentación, una circunstancia difícil o un error que nos haga sentir mal, pero no podemos olvidar que Dios es misericordiosos y está dispuesto a ayudarnos.

📖 Lectura bíblica:


«Tú, Señor, levantas a los que tropiezan, y reanimas a los que están fatigados. Todos fijan en ti su mirada, y tú les das su comida a su tiempo. Cuando abres tus manos, colmas de bendiciones a todos los seres vivos.» Salmos 145:14-16 (RVC)

Este Salmo 145 es el último que se le adjudica al rey David en la colección de Salmos.


En este pasaje en particular, es una muestra que la compasión de Dios se hace presente con los cristianos que caen, a los que aveces fallan o cometen errores en su caminar con Dios.


El Señor no los desprecia, sino que los espera con Sus brazos abiertos para sostenerlos y seguirles demostrando su gran misericordia y su amor eterno.


Esto resulta más sencillo con aquellos que su caída los vuelve más humildes, porque de esta manera es más fácil levantarse.

La persona que está en comunión con Dios, descansa segura sabiendo que el Señor es quien está dirigiendo sus pasos y que Él siempre tendrá él control de su Vida y sus necesidades.


El camino puede estar lleno de obstáculos, alguien puede tropezar con alguno de esos obstáculos y caer, pero no permanecerá caído por mucho tiempo, porque Dios estará listo para extender la mano y levantarlo.


Todos en algún momento de nuestra vida, hemos caído por distintas razones, y muchas veces fue como consecuencia de una mala decisión que tomamos.


Es imposible que en la vida nos vengan caídas, las cuales a veces es necesario tenerlas para aprender a no caer otra vez en lo mismo, recordando que aunque sea mala o buena la situación todo siempre traerá una enseñanza a nuestra vida, para que con ésta experiencia vivida, podamos obtener una cierta madurez humana, en los caminos de Dios, y también crecimiento espiritual.

Muchas veces las situaciones de la vida te harán sentir que estás arriba, pero también en otras circunstancias en las que pensarás que estás abajo.


Cuando los creyentes en Jesús nos enfrentamos a algún revés que nos presenta la vida, como la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, dificultades familiares o la vergüenza por algún pecado cometido; lo más importante es reconocer dónde está el problema, seguir adelante aferrados a Dios para reafirmar de esta manera nuestra fe.


Si en algún momento consideras que vas en picada y crees que no existe manera de frenar la caída, esta Palabra de hoy te dice que si confías plenamente en Dios, no quedarás tirado para siempre, no quedarás en el olvido.

Es Dios quien está sosteniendo tu vida, y más allá del mal momento que estés atravesando, El te levantará para que sigas adelante, el te dará la fortaleza para continuar en tu camino tomando siempre la mejor decisión y obrando de la mejor manera.


Todos estuvimos en caída antes de conocer a Dios, y aún existen muchas personas que no han encontrado a Dios.


Pero la buena noticia es que la Biblia en este salmo nos destaca la misericordia de Dios como una disposición que beneficia al pecador. Claramente dice que el Señor que lo puede encontrar y darles el perdón y la salvación que necesitan.


Dios no promete una vida sin problemas, pero sí nos promete que estará con nosotros todo el tiempo y que ante la caída nos tomará siempre con Su mano y nos abrazará como hijos.


El requisito es hacer de Jesús la prioridad de tu vida, tener una relación más profunda, que vaya más allá de cualquier vínculo terrenal.


Por esto, cuando necesites el consuelo de Dios, habla con Él, extiende tu mano e imagina Su mano tomando la tuya, confía en que Él estará contigo y te dará Su paz, la Paz que sobrepasa todo entendimiento y que solo Dios te puede dar.


Dios ordena y afirma los pasos de aquél que le busca, por esto, si hoy quieres que te ayude, es importarte que estés en plena comunión con Él para que puedas levantarte.


No importa como fue tu caída, el error cometiste, ya no sientas que eres un fracasado o vas directo al fracaso.

No esperes que las personas te levanten, porque tal vez nadie lo hará. Vuelve al Señor tu mirada, confía y Él te sostendrá con la diestra de su justicia.

Puedes leer nuestra reflexión anterior AQUÍ : «Arrepentimiento genuino, para obtener el perdón.»

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