Libres de angustia.

Dios no nos prometió que estaríamos libres de angustias y sufrimientos, sino que en medio de los mismo estaría con nosotros y nos daría las fuerzas para seguir hacia adelante.

📖 Lectura bíblica:

«Pero en mi angustia, Señor, a ti clamé; a ti, mi Dios, pedí ayuda, y desde tu templo me escuchaste; ¡mis gemidos llegaron a tus oídos!» Salmos 18:6 (RVC)

¡Si no tienes ánimos de leer, aquí puedes escuchar el audio o ver el vídeo!

El rey David en este versículo nos dice que ante la angustia clamó a Dios quien era el único que podía ayudarlo, y entonces El Señor oyó ese clamor desde su templo, porque Su oído estaba atento al clamor de David.

Lo que resta del salmo es la respuesta de Dios al clamor de David, que termina en la liberación de toda angustia.

Como David dice que en su angustia clamó y pidió ayuda a nuestro único y sabio Dios y su clamor fue escuchado por El, así está escrito como testimonio del poder de Dios para que también nosotros en medio de toda angustia invoquemos a Dios con la certeza de que nuestro clamor será escuchado.

Ante el proceso de angustia extrema, solo la intervención de Dios nos puede salvar. Para esto, debemos reconocer que la solución se encuentra fuera de nosotros y que el problema es tan grande que es necesario que Dios tenga que intervenir.

La palabra angustia, significa “angostura” o “dificultad”, se trata de un estado afectivo que implica un cierto malestar en mente, acompañado por ciertos cambios en el organismo.

La angustia también se puede definir como la reacción de una persona frente a una situación traumática que no puede controlar. Es un estado de tensión que se acumula y que no puede ser descargada.

Hoy puede que sea difícil la situación que estés viviendo, y que tengas razones suficientes para decir que no puedes más, que todo terminó y que ya no hay solución para tu problema. Tal vez tus circunstancias te han llevado a perder las fuerzas y las ganas de seguir luchando.

Pero sea cual sea tu situación, que nada te impida mostrar tu dolor delante de Dios, acércate a Él y dile cómo es que te sientes en este instante.

En la Biblia, clamar a Dios, se refiere a hablar de manera audible con gran sentimiento acerca de una necesidad urgente. Dios nos invita a usar esta forma de oración para comunicar que necesitamos su misericordia.

Se necesita fe y humildad para expresar en voz alta la inquietud de nuestro corazón. Clamar es una manera en la que los hijos de Dios expresamos confianza en el poder y la voluntad del Señor.

Quizá en este momento estés enfrentando una situación que se ha escapado de tu control, una situación que te ha hecho sentir impotente, y que aunque lo intentas no puedes salir, sin embargo hoy es el día que debes levantar tu vista al cielo y recordar que estás en las manos de Dios.

Nuestro Dios es experto en imposibles, así como lo hizo con David, lo puede hacer contigo, sólo necesitas confiar y clamar a El con todo tu ser. De este modo, también encontrarás el oido de Dios atento para que puedas ser liberado a como lo fue David.

No permitas que las dificultades por terribles que parezcan afecten tu fe; recuerda que la fe debe ser una cualidad “intocable”, sea cual sea el problema o circunstancia del momento.

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